martes, 2 de julio de 2013

Aullido.


Lo bueno de no saber olvidar, es que te puedo querer para siempre, incluido las heridas que me regalaste. Antes de empezar a odiarme, quiéreme cuanto te sea posible, porque mis sueños tienen alas y yo voy tras ellos. Suspira, bota todo el aire que llevas en los pulmones , para que cuando te bese mis sueños se vayan contigo y con ellos mi persona. Te regalo mis sueños que a mi me sobran, mira que despierto y aun sigo durmiendo. Déjame vivir mi locura tranquilo, el loco de la esquina conversa conmigo mientras deshoja una marraqueta en infinitas migas que comen las palomas mientras agujerean la punta de mis zapatillas roñosas. Me doy media vuelta y lloro, hecho mis lágrimas en un vaso de cerveza negra, revuelvo con el dedo mientras aparece el rostro del amor en su superficie. Lo bebo y me abandono a mi locura sin pastillas. Me da pena saber que puedo llegar a ser feliz. Saber sin restricción de dolor que por dentro estas desahuciado. Beso el pasado sin triunfos y tan lleno de derrotas, mientras te quiero tanto como nunca he podido volver a hacerlo, mientras te veo pasar amarrada de otros. A veces me pierdo entre las páginas del diario, a veces entre los diarios, a veces entre los canales de televisión. Pero lo mejor viene cuando le prendo fuego a los diarios, cuando apago la televisión, cuando reina el silencio, cuando los perros juegan y los pájaros cantan y el gato me mira preguntando ¿Qué te pasa? –nada, le contesto y acaricio su cabeza ronroneante mientras enciendo un cigarrillo desde el fuego de los diarios y me siento en el patio del hogar de mis padres y repaso las desgracias que me han hecho disfrutar la vida y te recuerdo y te huelo y te siento y el viento me trae tus besos, acaricia mi cuerpo desnudo y te recuerdo y te pienso y te siento. Para ser sincero, y en honor a la verdad, todo es mentira. Y más aun todo es un poquitito, un breve alivio de polvo blanco envuelto en locura, en frenesí de saber que la verdad todo es mentira y todo es solo un poquitito. A veces los días feriados que para mi son hábiles, no me levanto, me abandono a lo que llaman irresponsabilidad, y lo disfruto tanto, me siento a mirar pasar la vida a olvidar todo lo repasado por días a creerme dios de un pequeño reino que no va mas allá de mi piel y me siento tan contento de no ayudar a que el mundo siga girando. Me detengo por días, no contesto el teléfono, no miro ningún tipo de pantalla ni hoja impresa. Cuando me buscan me escondo tras las cortinas y no me importa si es una tragedia o una alegría, no me importa nada. Quizás, si aparece con un cigarrillo de verde humo pueda que le abra la puerta, que lo salude o quizás intercambie un par de palabras y de fumadas, luego se van. Y si amarte nace de mi, este es quien realmente soy, un irresponsable gandul que disfruta destruyendo la maquina vital del respiro. Un flojo, sucio y desprolijo que no quiso ser nunca como le dijeron que fuera. Un mártir de la sangre ajena y un pretexto para que el papi y la mami le digan a su hijo “no seas como él.” Amo tanto esta verdad incomoda, que de este amor nace cualquier otro amor. Este soy y cada día me pongo peor, y guardo el silencio como si fuera el boleto ganador de la lotería. Miro, huelo, oigo, siento, pienso, y tengo plena conciencia que nada de esto llena mi plato de comida a la hora de almuerzo y no me importa. Mañana amanecerá de nuevo y la feria con su griterío me dará la bienvenida, llenará mi espíritu de sueños y mi abdomen de comida.


Miguel  Herrera

1 comentario:

Profesora Natalia Torres dijo...

buena pluma patraña, perdón, señor pretexto de los que quieren vivir traicionándose a sí mismos...