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Escribir sin saber hacerlo. Escribir intentando hacerlo. Escribir escribiendo, poniéndome en mi lugar y en el lugar de otros, intentando habitar en la historia que te relatan como un tesoro sacado de algún baúl oscuro y desatendido. Escribir como una manera de desintoxicar la cabeza de pensamientos recurrentes y escenarios fantasiosos que terminan escritos y desparramados por distintos lugares. Escribir como meditación o forma de lograr concentrar el pensamiento en un enfoque determinado aunque sea por unos segundos. Virgencita del malestar regálanos unos minutos de concentración y de sosiego. Escribir como una mala costumbre para burlar al tiempo administrado por los humanos. Escribir para excusarse de fumar o de beber cada vez con más letargo. Escribir para engañar el hambre o distraer la desidia que arrastro en la intimidad. Escribir olvidando todo lo que pueda circundar la acción, depositando la crueldad sincera a los pies de quien quiera reciclar basura de ese tipo. Escribir sin g...

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  ¿Qué es una crónica? suelo preguntarme mientras leo libros y diarios que hacen referencia a tal forma de relato. Primero pensaba o relacionaba la crónica con la historia. La crónica histórica como el relato de una cotidianidad pasada, que me acercaba de algún modo a los relatos a los que asistí desde muy niño. El campo abierto y la vida adobada, los animales muertos para el disfrute de la cocinera y la vida ruda de siglos anteriores. Las reseñas de autores o títulos me son complejas en tanto entiendo esta escritura como una intuición más que como un trabajo de academia, claro sin querer sobreponer en importancia a ninguno. Luego tuve la oportunidad de seguir preguntándome qué era esto y aterricé en un taller de crónica o nuevo periodismo, acérrimos enamorados del relato periodístico. Una bella tarea digna de aplausos y comprar libros. Ahora el relato ya no era en pasado sino en presente, dejaba de ser un ejercicio de memoria como lo había visto en Edwards, Filebo y otros (¡nunca ...

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Desde hace un tiempo no veo televisión abierta. No veo, no veo así como que no tanto. Igual veo un poco, sobre todo los canales de pobre rating que llenan sus espacios con infomerciales y repeticiones infinitas de series pasadas de moda en el tv cable y ya clásicas para la tv web.  Dejé de mirar tv por la sobrecarga noticiosa dramática ascendente. Comencé a leerlo como un guión repetitivo que solo movía sus partes y re-caracterizaba a sus personajes. Algo así como un lu-ma-mi de lo peor de la dimensión humana. Con mis infiernos tengo, dije un día y digitalicé mi forma de consumir noticias y ver audiovisuales. Solo leo encabezados, repetitivos y uno que otro productor de curiosidad. En cuanto a entretención, los programas parecen ser una fosa común en donde dejan entrar a comer a los excluidos una vez el negocio ya solo dejara deudas y recuerdos. Hoy la noticia es rápida y aleatoria a diferencia del tiempo de lectura en voz alta.   Hoy, derechamente si no me avisan de algo...

HIJO DE EMPLEADA DOMÉSTICA. O ¿POR QUÉ NO PUEDO SER FEMINISTA?

  No recuerdo el momento en que nací, pero recuerdo con claridad mi infancia llena de mujeres que conviven a mi alrededor. Recuerdo como con mis primas jugábamos a la convivencia y a hacer pasteles de barro con formas de corazones. Recuerdo a mi madre reventándose los pulmones y poniendo caras amables cada vez que la hacían sentir inferior. Recuerdo a la abuela “tute” que nos recibió cuando mi mamá decidió romper lazos con la casa que nos acogía. Recuerdo con claridad la ternura de mi profesora de kínder y los ojos violentos de mi profesora de primero básico cada vez que tiraba de mis patillas porque no la obedecía ¿Qué autoridad tenía esa vil mujer sobre un niño que jugaba a destruirlo todo?. Recuerdo con amor a las niñas que me enamoraban, recuerdo a la María Pía, a la Susana, a mi vecina más grande. Recuerdo a la multitud de feminidades que rondaban mi habitar infantil, recuerdo los acosos que vivieron mis primas en mi presencia y recuerdo mi impotencia por no entender al hombr...

Amapolas de medianoche

Quizás   Solos estemos mejor Quizás   La pelea por la vida era mentira Quizás El espíritu de ser un vagabundo estaba en lo correcto Abandonarlo todo Vivir como se pueda Nunca como se quiera Eso no se puede Vivir Como se pueda Como te dejen Como lo logres Como lo alcances Ese pequeño pedazo de sueño Que se te arranca de las manos Siempre Quizás sea la noche Oscura Absurda Llena de perros Llena de autos Llena de fumadores de pasta base Llena de cafiches de prostitutas Lleno de basura Lleno, lleno, lleno Tan lleno de población Quizás   Haya que huir Quizás Haya que quedarse Quizás   Haya que luchar Quizás no ¿Qué haremos? Después, en el trasnoche Lujurioso Solo Memorial Emotivo Enloquecido Pero amado ¿Qué haremos? Cuando nos demos cuenta Que cuando amanece Seguimos siendo los mismos de siempre Salimos a trabajar a la hora correcta Volvemos del trabajo a la hora que nos libe...

tabaco 2.0

El día que apareció muerto Mateo, recuerdo  que era un día de frío. Nosotros íbamos a trabajar a la feria por la mañana, a la hora de los borrachos y los muertos y ahí estaba, como durmiendo una resaca marchita. Luego nos enteramos. Fue triste saber que nunca más lo veríamos pasar. Era bueno el finao, dicen los que dicen conocerlo. Nadie se cree entre sí, yo creo que nadie lo conocía. Yo solo lo veía pasar junto a  su humo, ese humo de siempre. Le inventamos un nombre, Mateo, porque se lo pasaba leyendo y nunca lo escuchamos hablar, solo fumaba. Al llegar a la calle donde infinitamente damos rienda suelta a nuestro campamento gitano de fierros y palos, decían que había muerto, que no lo veríamos más pasar por los pasillos de la feria, exhalando una cortina de humo inmortal. Unos dicen que murió de pena, otros dicen que murió de frío, de hambre, que lo mataron. Eso dicen. Era curioso verlo caminar, fumando y con un aura de soledad, como de risa reprimida. Había tri...

FOTOREPORTAJE

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Trabajo realizado por: Daniel Maureira                                                           EL PATRAÑAS. Hablar de Miguel Herrera Castillo, es hablar del escritor, del filósofo, del educador popular, del "casero de la feria", del padre, del amigo, en resumen, es hablar de "El Patrañas". Titulado como profesor de filosofía en la Universidad Católica Raúl Silva Henríquez , el destino le tenía preparado un camino muy diferente al que él pensaba, el camino de educar he informar a los que muchas veces no tienen la oportunidad de hacerlo. Aun no cantan los pajaritos, y ya comienza la rutina de todos los domingos, un par de minutos para que la camioneta entre en calor y emprender el viaje hacia la Villa O'Higgins, el lugar de la feria. La mañana no es tan fría como la de otros días, buen momento para armar el puesto, fierro por fierr...