Septiembre: carnaval de sangre y vino.
Me gusta septiembre, es un mes que me gustaría vivir siempre. Agradable temperatura y espíritu festivo y de congoja. Los dos sentimientos más fuertes y representativos del espíritu chileno, a mi parecer. Septiembre se muestra con plátanos orientales en flor y viejas barriendo afuera de sus casas. Conversación callejera que parece ser la primera inquisidora de nuestros actos, pero que en realidad es la memoria que se transmite. Septiembre huele a empanada y vino tinto, pero también a pólvora y a sangre. Un olor a pelea de final de ramada. Olor a pueblo violento, a no tan alejado oeste. Vaqueros militares salen a matar, bajo un supuesto orden publico. El carbón se prende y el espíritu también. Las botellas sudan vino. Los militares y policías con sus escudos de autoridad e institución, cazan a todo aquel que no representa el alma de su dueño. Porque él no es mas que la identidad de otro. El roto, el campechano, la patota de la esquina, la vecina que conversa bajo una escoba, vida y comun...