Santiago (O porque no te llame antes, santiasko)
Y sea quizás que aun me gustas. Aunque suene un tanto homosexual decir que gusto de algo de género masculino. Pero te tengo mala ciudad maldita. Y es que molesta tu necesidad de ruido, tu incapacidad de mantenerte en silencio. La verdad quizás sea que no es que ya no me gustes, y ese cariño es porque me cuesta separarme de lo que sé ya muerto. En mucho ayudan esas torres sin identidad que acosan esta ciudad. Monumentos a lo sin discurso. Cuadrados de nada, donde los jóvenes profesionales llegan a comer asados en sus quinchos. No es menester aquí relatar mis recuerdos de bares o lugares nocturnos donde pasé momentos, eso ya lo hecho y basta que rasquen un poco la tierra para que encuentren mis textos. Pero no abandona la verdad decir que santisko día a día se transforma y abandona su pasado como si nada le importara. Preguntome yo: que de malo tiene dejar un espacio donde los desafortunados y apáticos se reúnan a beber sus arrebatos de alcoholismo sin pretensiones? Santiasko, nunca te ...