Tabaco. (cuento)
Era bueno para el tabaco el tipo. A veces tosía con tal calidad que producía la envidia de quienes lo miraban. Caminaba delgado por las calles de la población. Bajo su chaquetón negro nadie había osado sentir curiosidad, a nadie le importaba. De ves en cuando era común encontrarlo conversando por los pasajes con gente que nadie conocía, quizás eran proyecciones de su imaginación, no lo sé. Nadie sabia nada de él, solo se decía que vivía desde hace mucho en la población. Que llego cuando todo esto era una campiña productora de vino, dicen que estuvo en la toma.
Era curioso verlo caminar, fumando y con un aura de soledad, como de risa reprimida. Había tristeza decían. Yo solo lo veía pasar. A veces pasaba al lado mío y nos saludábamos, nada más. Siempre me causo sorpresa que para las celebraciones nunca estuviera. Desaparecía y nadie sabia nada de él, luego volvía y todo tan igual como antes. Él caminaba, fumando y así pasaba, todo el día. Eso dicen.
El día que apareció muerto, me acuerdo que era un día de frio. Nosotros íbamos a trabajar a la feria. Bien temprano en la mañana y ahí estaba. Nosotros no lo notamos, pensamos que estaba durmiendo como todos los días en un lugar distinto. Luego nos enteramos. Fue triste saber que nunca más veríamos pasar al hombre. Era bueno el finao, dicen los que dicen conocerlo. Nadie se cree entre si, yo creo que nadie lo conocía. Yo solo lo veía pasar y me producía curiosidad su humo, ese humo de siempre.
Era curioso verlo caminar, fumando y con un aura de soledad, como de risa reprimida. Había tristeza decían. Yo solo lo veía pasar. A veces pasaba al lado mío y nos saludábamos, nada más. Siempre me causo sorpresa que para las celebraciones nunca estuviera. Desaparecía y nadie sabia nada de él, luego volvía y todo tan igual como antes. Él caminaba, fumando y así pasaba, todo el día. Eso dicen.
El día que apareció muerto, me acuerdo que era un día de frio. Nosotros íbamos a trabajar a la feria. Bien temprano en la mañana y ahí estaba. Nosotros no lo notamos, pensamos que estaba durmiendo como todos los días en un lugar distinto. Luego nos enteramos. Fue triste saber que nunca más veríamos pasar al hombre. Era bueno el finao, dicen los que dicen conocerlo. Nadie se cree entre si, yo creo que nadie lo conocía. Yo solo lo veía pasar y me producía curiosidad su humo, ese humo de siempre.
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